¿ QUÉ HACEMOS CON EL OTOÑO APOCALÍPTICO?

No se si te ocurre pero, estoy un poco harta de escuchar que se acaba el mundo a partir de ya. Viene lo peor, no podremos con los gastos, el trabajo será un via crucis, el síndrome postvacacional y la «vuelta al cole» van a poder con la humanidad. ( No sigo porque ya has leído, visto o escuchado que esto es lo que nos espera en breve).

Siento decirte que, no tengo la solución dada la magnitud de la catástrofe pero, me gusta el concepto de David del Rosario cuando nos dice que los pensamientos no son más que una propuesta neuronal.

¿Qué nos quiere decir con esto? Pues que de momento podemos elegir pensar en otras cosas. ELEGIR es la palabra. Cuando toda tu vida se ha ido al carajo ya estás en medio del caos y elegir es imposible pero, mientras tanto, anticiparte con las preocupaciones que nos venden es por supuesto empezar a pasarlo mal antes de tiempo.

La vida es tan cabrona como sabia y sabes perfectamente que aquellos que vean la que nos espera no como una crisis sino como una oportunidad, van a salir fortalecidos como siempre. Yo apuesto por no agarrarme demasiado al alarmismo social. Prefiero funcionar en el día a día y adaptarme si golpea una cruda realidad.

Si vienen curvas, ajustemos velas pero no nos pongamos a llorar. De los malos tiempos solo hay dos salidas: o nos ponemos las pilas o nos dedicamos a lamentar.

Como he dicho anteriormente: pensar en lo peor es una propuesta neuronal.

Quiero dejar claro que, no pretendo de ninguna manera hacer promoción del pasotismo absoluto. Soy muy fan de la improvisación preparada previamente. Pero si de verdad puedes ocuparte en vez de preocuparte, seguro que tu salud física y mental lo agradecerán.

¿Pensar en el otoño apocalíptico es útil? O ¿Puedes decidir qué pensar?

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